sábado, 8 de septiembre de 2012



Una máquina segadora tiene en la boca un molinete que, a la vez que rota, inclina la espiga, y así, una cuchilla a continuación siega fácilmente. La masa de paja cortada llega al interior de la máquina segadora, donde le esperan unos cilindros desgranadores. Una criba filtra el grano, y unos ventiladores expulsan al viento la paja, que es voladora.

Todo de forma seguida y en campos donde parece que el sol se echara una siesta.

Antes era otra cosa; todo esto me lo cuenta mi padre. - Decían que la mano izquierda corta tanto como la derecha. Se agarra un arco lleno de mies, la hoz siega, y se forma un haz usando como cuerda una espiga más. Y en un terreno llano, redondo y empedrado, se pasaba un trillo que trilloteaba el trigo para desgranar los haces esparcidos. El mulo moverá el trillo si tu le arreas, claro y, después de dar muchas vueltas en círculos, cansados, algunos se subían en él; pobre mulo. Y mi padre termina. - Si el aire era flojito y continuo, se decía que hacía una marea buena para aventar, y entonces, a una pala de tabla le toca lanzar hacia arriba toda la paja que recoja, y el grano caerá, y la paja, es voladora.

Quizás, por cosas como ésta que nos cuentan, ahora, antes de hacer algo a mano se piensa en una máquina, que lo hace más rápido y mejor. Y hasta hace poco algunos decían: - Y si se rompe se compra otro y punto. Además, cuesta más repararlo que comprar uno nuevo. Sólo hacer una pirámide recortable y pegarla para imaginar el antiguo Egipto, tiene lo suyo.Y es que ahora pensamos que trabajar por trabajar, hacer algo rudimentario, cosas como explicar otra vez lo mismo, empezar otra vez de nuevo . . . cansa.
Si no hacía falta . . .
Y aún con más comodidades que antes a veces se escucha:
- Llevo levantado desde las seis de la mañana... ni siquiera tuve tiempo de desayunar... Hoy tuve una regañeta por nada... en el trabajo, en el trabajo, en el trabajo.

Sí, sí, sí. Ya. Pero muchos alomejor piensan «ojalá tuviera uno, digno, pero de una jornada cualquiera, al menos los fines de semana». Y yo, después de estudiar y sin haber trabajado aún me llegaré a preguntar: ¿Pero cómo? ¿Cómo es el trabajo? ¿Pero dónde? ¿Dónde es?
Y es que, en realidad, los que tienen trabajo saborean las quejas. Se sienten valorados. Necesarios. Se sienten protagonistas y sin duda lucharían por no perderlo. ¿Y a quién le gusta sentirse desplazado e inútil sin voz en la fiesta?
Parece que tener un trabajo se está convirtiendo en un privilegio. Se está acabando, o las máquinas segadoras ya sustituyen a todas las manos segadoras. ¿Tan trabajoso era el trabajo de antes?. Sin embargo, cualquier joven como yo se diría ¿Acaso no hay ahora mucha más variedad en los puestos laborales? ¿No existe ahora una población mucho mayor con sus sus necesidades corrientes?

Escribo esto tras estudiar Formación Profesional y tratar de terminar ahora la carrera de Ingeniería Técnica. Siempre he sido algo creativo y he tratado de prepararme, y como todos, supongo, pensaba en hacer algo en la vida: tener veinticinco años y comprar el pan para que comamos un guiso de mi madre y yo me siente bien al ver a mi familia comerse ese pan. Pero mis esperanzas se desvanecen al escuchar que ya no hay, que no hay, vamos. trabajo. Se ha ido. Será tonto, ahora que iba a poner en práctica la tanta tonta teoría que tenía en la cabeza.

Dicen que en las crisis, en las batallas de la búsquerda, es donde más se halla, en las dificultades se ingenia y se crea. El trabajo se va como la paja que vuela, y cae al suelo la conciencia desgranada, para que piense lo que piense, piense. Hay que rehacerse. Y si le digo a mi padre que tenía que haber vivido el tiempo de la hoz, me dirá que mi tiempo es el mejor tiempo, y el de ahora, en el que coincidimos, el mejor de todos los tiempos. - Puedes irte a Alemania, allí demandan muchos ingenieros. Pues sí, pues sí, ¡qué le vamos a hacer! Entonces... a Alemania, no.

Y pienso: «Mi trabajo me hace libre. Con él, soy independiente, esto es, no dependo, no pendo de un hilo rogando, acatando y sometiéndome. Pero además, mi trabajo, se lo debo en parte al país que me instruyó, mi país».

Voy a trabajar una larga jornada, desde temprano, y acabaré cansado y saborearé quejas por mi esfuerzo. Mi general Septiembre, quiero un estandarte de razón en la Huelga General, le he escrito una canción a España, y quiero un estandarte de paz en la Huelga General, mi General Septiembre.


Viejos
Pueblos

Que labramos familias
Hechas de amor
Fuerza
Y valor

Sembremos trabajo
Esperanza
Y paz

El fuego del hogar
Será luz
Y libertad

Viva
España

Que alza en la montaña
Un corazón
Pobre
Y creador

Sembremos trabajo
Esperanza
Y paz

El fuego del hogar
Será luz
Y libertad